Esta noche te recuerdo.
Miro las estrellas,
son millones de lágrimas que caen por ti,
miro la luna que observa callada.
Pensar que la misma luna
y las mismas estrellas nos miraron aquel día.
¡Oh, pequeño ángel!
Tan corta fue tu vida de sólo un día...
Me ahogo en mis propios recuerdos
en la oscuridad de la noche.
¿Qué sería de la noche sin la luna, sin las estrellas?:
¡Estaría igual, igual a como estoy yo sin ti!
Así me siento, acompañado de los recuerdos,
acompañado de un frío recuerdo,
más frío que esta noche.
¡Oh adulta y niña a la vez!
¿Qué error cometiste? No lo sé.
Me acecha la duda,
no saber la verdad,
el ahogo de mi llanto en mi alegría
tratando de olvidar aquello irreal.
¿Qué fué lo que pasó? Aún no lo sé.
¡Es verdad! ¡Nunca, nunca lo sabré!
Me invade la noche como aquella madrugada.
¿Siempre será así, siempre!
Volverá tu recuerdo a apropiarse de mi mente,
mas tengo que aceptarlo como es... ¡Siempre!