Y la cubría entre mis brazos y la protegía del exterior. Ella confiaba en mí y no le fallaba... Corrimos, escapamos, buscábamos la salida, fui su guía... Luego desperté y vi a mi costado una silla, una silla vacía, miré alrededor y ella no estaba... Por unos segundos traté de volver a la realidad y allí fue que me di cuenta que ya no éramos, que ya no estábamos, que fue un sueño que me hizo olvidar la realidad y que era inútil buscarla, pues ya no estaba conmigo ni yo con ella...
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